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Jóvenes: entre la delincuencia y la agresión

Sin duda, un joven que no encuentra las condiciones necesarias para desarrollarse en un ambiente que le es adverso, será presa fácil de los grupos delincuenciales, tanto como en el papel de víctima como de victimario. Lo que es más: cuando la violencia permea al ámbito juvenil puede quitarle su derecho más elemental, como lo es el de la vida. Crecer y desarrollarse en estos ambientes, como se verá más adelante, perjudica terriblemente no sólo el desarrollo de la sociedad, sino de todo un país. La violencia criminal trastoca a los jóvenes La seguridad ha sido una de las mayores preocupaciones de la sociedad mexicana, aún por encima de otros asuntos igual de importantes, como el bienestar social y económico (1). Desde la década de los 80 del siglo pasado ya se hablaba en los medios que la delincuencia urbana se había incrementado un 50% (2).  Lo que llama la atención es que, desde inicios de este siglo, se destaca que personas jóvenes, “sobre todo del sexo masculino”, son las pri

El mexicano: desinterés político o apatía ciudadana

Sin lugar a dudas, resulta ocioso y hasta sin sentido utilizar generalizaciones para definir al mexicano de hoy; sobre todo si asumimos que somos una sociedad pluricultural y multiétnica en la que conviven muchas y muy variadas formas de pensar, sentir y ver la realidad presente y el futuro. No obstante, se sigue pesando en el imaginario colectivo el argumento fàcil que califica al mexicano como apático, desinteresado, despilfarrador, oportunista, fiestero, corrupto o impuntual, con mentalidad de perdedor, por decir lo menos. Adjetivos descalificativos como esos nos remiten a la visión porfiriana de finales del siglo XIX recordando que el General Porfirio Díaz sostenía, sin rubor alguno, que “Los mexicanos están contentos con comer desordenadamente antojitos, levantarse tarde, ser empleados públicos con padrinos de influencia, asistir a su trabajo sin puntualidad, enfermarse con frecuencia y obtener licencias con goce de sueldo, no faltar a las corridas de toros, divertirse sin cesar